Entre conferencias, foros, talleres, actividades de cuenta cuentos para la niñez, la Filgua es un espacio que año con año impulsa la lectura. Ya es tradicional la espera del viaje que realizan niñas y niños de Purulhá, Baja Verapaz, para tener su encuentro con las letras. De la mano de Brenda Lemus, las y los pequeños lectores de la Biblioteca Bernardo Lemus realizan el ansiado viaje a diversos sitios de la ciudad y, por supuesto, a la Filgua.
Para la Asociación Gremial de Editores de Guatemala (AGEG) no ha sido un camino fácil. Sucede que la lectura y el estímulo al pensamiento crítico que esta puede generar resultan amenazantes para el sector económico oligárquico. De tal suerte que la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), parte de la entente empresarial Comité de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), la saboteó.
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Desde su inicio, la Filgua se realizaba en las instalaciones del estatal Parque de la Industria, administrado por el Comité Permanente de Exposiciones (Coperex), cuya directiva se integra mayoritariamente por representantes de entidades parte del CACIF. Sin embargo, en 2017, arbitrariamente le cancelaron el espacio y la Filgua debió trasladarse al Forum Majadas. Ese mismo año, cuando la AGEG inició el registro de la marca Filgua, la CIG se opuso y dio inicio a un proceso contencioso administrativo para disputar la propiedad de esta. Al final, la sala falló en favor de la AGEG y la marca Filgua le pertence, como legítima organizadora de un evento trascendental para las letras en el país. A tal grado que, también luego de constantes gestiones, el presupuesto para el evento cuenta con recursos estatales asignados en el presupuesto anual de ingresos y egresos que aprueba el Congreso de la República.
La Filgua es más que locales para la venta de libros. Es un enorme espacio de encuentro de las artes, como la música, el teatro y, definitivamente, la literatura. Un abanico de expresiones de pensamiento e ideas convergen durante las dos semanas de su duración porque quienes participan entienden la importancia de difundirlos en ese espacio.
El esfuerzo de proyectos como el que coordina Brenda Lemus, por ejemplo, no es cualquier cosa. Cada año lleva a cabo procesos que le garantizan contar con los recursos para traer desde Baja Verapaz a un grupo de niñas y niños que leen y forman parte del proyecto que conduce. Este proyecto trasciende la simple lectura y se enfoca, además, en acompañar a la comunidad entera en procura de una vida digna. Esperar las publicaciones de Brenda sobre los preparativos y el inicio del viaje es un placer anual porque logra transmitirnos la felicidad de quienes madrugan y se preparan con sus mejores galas para recibir el agasajo de los libros.
Desde el 2016, en su XIII Edición, la Filgua ha sido dedicada a varias autoras y autores. La obra de Dante Liano, Irene Piedra Santa, Ana Maria Rodas, Jorge Luján Muñoz, Humberto Ak'abal, Jesús Chico, Margarita Carrera y Edelberto Torres ha sido homenajeada. De allí que este año la Filgua se dedique a un autor prolífico, Francisco Pérez de Antón, quien además ostenta el premio nacional de literatura Miguel Ángel Asturias.
En la diversidad de las dedicatorias, así como en la sostenibilidad de un esfuerzo absolutamente ciudadano, la Filgua es ya un patrimonio social intangible. Como las niñas y niños de Purulhá, que de la mano de Brenda Lemus llegan a la Filgua, vale la pena que también nos dejemos llevar a la cita anual con el mundo de las letras.
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