En una primera explicación les comparto que para hacerlo me apoyo en tres tipos de profesionales: antropólogos, sociólogos e historiadores. Procuro no dar pasos en falso, aunque es imposible no resbalarse. En ese caso, desandar lo andado es lo pertinente. Ello implica humildad y discernimiento.
Finalmente, les informo que en Guatemala sí tenemos suficiente documentación científica y fiable para saber de nuestra historia, mas, nunca nos fue proveída a nivel de la educación formal. Como ejemplo, poseemos el tratado Historia General de Guatemala de la Asociación de Amigos del País, Fundación para la Cultura y el Desarrollo. De dicha obra trato en los siguientes párrafos.
Entre 1994 y 1997 la Asociación de Amigos del País/Fundación para la Cultura y el Desarrollo se alzó con una monumental obra (la Edición de Biblioteca) denominada Historia General de Guatemala. Se trata de un tratado, enorme en extensión y formidable con relación a la calidad académica de sus gestores y sus autores. De acuerdo a los textos del prologuista Lionel Toriello Nájera, se colige que uno de los varios propósitos del tratado es el siguiente: «Atajar cualquiera de nuestras múltiples paradojas trágicas hubiera sido razón suficiente para emprender un esfuerzo como el que hizo posible esta Historia General de Guatemala. Pero, asomados al final del milenio, tras el llamado fin de las ideologías, para los Amigos del País el rescate de nuestra identidad nacional se hacía particularmente urgente, como medio para empezar a restañar las heridas de casi medio siglo de luchas fratricidas […] Los estudios sobre nuestro pasado ya existían… y los conocían los estudiosos. Dispersos por los oscuros rincones de la literatura especializada, habían permanecido, como hasta ahora, inaccesibles al gran público. Por eso se hacía necesaria una obra de referencia básica, dirigida en primera instancia a un público culto, aunque no especialista; una obra de Historia general, para servir de plataforma de despegue a otras obras más sencillas, destinadas a públicos más amplios. Para pasar, luego, a las obras didácticas, los verdaderos eslabones entre las generaciones»[1]. (Toriello Nájera, Lionel; 1995:1).
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Así, este monumental tratado (en tanto es una obra muy ordenada y extensa que versa sobre la historia de Guatemala desde la época precolombina hasta la contemporaneidad) está compuesta por seis tomos. El Tomo I, de 839 páginas, trata acerca de la Época Precolombina y estuvo a cargo de Marion Popenoe de Hatch como Directora. El Tomo II, de 917 páginas, aborda la Dominación Española: Desde la Conquista hasta 1700 y tuvo como Director a Ernesto Chinchilla Aguilar. El Tomo III, de 777 páginas, versa sobre el Siglo XVIII hasta la Independencia, su Directora fue Cristina Zilbermann de Luján. El Tomo IV, de 921 páginas, trata Desde la República Federal hasta 1898, a cargo estuvo, como Director, Alberto Herrarte. El Tomo V, de 674 páginas, contiene la historia de la Época Contemporánea: 1898-1994, y tuvo como Director a J. Daniel Contreras R., y el Tomo VI, de 762 páginas, Época Contemporánea: De 1945 a la Actualidad, también fue dirigido por J. Daniel Contreras R. Suman en total en la Edición de Biblioteca (1994-1999), 4890 páginas donde concurrieron en el Consejo Académico Jorge Luján Muñoz y Horacio Cabezas Carcache, como Director General el primero y Asistente del Director General el segundo.
Pero, ¿cuántas personas tenemos acceso a dicho tratado? Cuando menos, debiera de estar en la biblioteca de todos los centros educativos de Guatemala.
Por razones de espacio cierro con una cita del filósofo brasileño Jelson Oliveira: «Nunca, como ahora, la recuperación del sentido histórico fue tan importante para comprender el presente. Nunca como ahora vivimos un tiempo de revisión que exige el rescate del pasado para construir el futuro. Nunca, como ahora, tantas personas y organizaciones se han dado cuenta de que el pasado colonialista de nuestro continente sigue obstaculizando el presente. Nunca, como ahora, ha sido tan necesario tomar conciencia de esas herencias para diseñar nuevos futuros, más libres, más solidarios y más responsables. Todas las flores del futuro lo sabemos, están en las semillas de ayer y de hoy. Regar estas semillas es una forma de cultivar los jardines que queremos garantizar para el mañana»[2].
De esa cuenta, las razones principales del porqué tanta historia en mis escritos corresponde a: difuminar obstáculos colonialistas del presente y construir el mejor futuro que se pueda.
Hasta la próxima semana si Dios nos lo permite.
[1] Toriello Nájera, Lionel (1999) Historia General de Guatemala. (Tomo I). Guatemala: Asociación de Amigos del País. Fundación para la Cultura y el Desarrollo.
[2]http://archivosagenda.org/es/bartolome-de-llas-casas-y-la-reaccion-al-si...
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