En plataformas digitales como Netflix o HBO se presentan series o películas que abordan este tema. Pero ¿qué tan cercano a la realidad es este abordaje? Por ejemplo: hace unas semanas, se estrenó la serie Ángela. Quienes ya la vieron (alerta de spoiler) saben que la protagonista tuvo un final feliz porque se deshizo de su agresor.
Hace décadas, de hecho, en el siglo pasado (1991); también se ocupaban del tema, por ejemplo, con la película Durmiendo con el enemigo. Cinta que plantea como final de la trama la desaparición del marido agresor y muestra a la mujer por fin liberada.
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Se ve fácil, se proyecta que es posible; sin embargo, la realidad es más compleja que lo que se ve en pantalla. Ambos trabajos cinematográficos muestran a mujeres blancas y acomodadas que, gracias a su capacidad económica, pueden huir y esconderse con la facilidad que les otorgan el dinero y su posición social. La mayoría de las mujeres víctimas de violencia física y sexual no tienen estas características.
En contraste, lo que pasa en Guatemala rebasa estas propuestas de cine y televisión. Para ejemplificar esta situación basta con recordar lo sucedido el fin de semana del 15 de agosto de 2025. Una mujer fue brutalmente agredida por un hombre en Mazatenango. ¿Recuerda este caso? ¿Vio el video en redes sociales y tuvo acceso a los comentarios que las personas emitieron ante este hecho?
En el video se observa a un hombre alto y corpulento gritando y golpeando a alguien dentro de un vehículo. Ese alguien es una mujer, se deduce por los gritos escuchados y de una imagen parcial cuando él la jalonea por el cabello para sacarla del carro. Este video se hizo viral por su brutalidad. Ante esto, mucha gente opinó en redes sociales, entre ellas, Youtube.
Aquí algunos ejemplos de los 1199 comentarios:
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«Más vergüenza da la mujer, después de cómo la trata [...] todavía lo defiende para que no se lo lleven, mejor no hubiera hecho tanto show».
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«Así les gustan a muchas mujeres, encima pidió que lo soltaran, ese actuar es un trastorno psicológico, coindependencia (sic), prefieren recibir cualquier tipo de daño a librarse, mujeres así terminan muertas por su agresor, pero poco se puede hacer si esta no tiene la suficiente autoestima para salir de ahí».
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«No sé cómo alguien puede estar con este hombre, como mujeres deberían valorarse más».
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«Él le grita largo de mi vida. Oh sea (sic) la mujer qué carajos está haciendo hay (sic). Porque no es la primera vez, también se necesita conocer el otro lado de la moneda».
El resto de las opiniones van de lo mismo o se refieren a la inacción y poco actuar de los policías que se acercaron al lugar de los hechos.
¿Qué le parecen estos comentarios? ¿Qué opina usted de la víctima? ¿Cree que las personas que se expresan según estos ejemplos tienen razón en escribir así de la mujer? ¿Por qué tanta dureza en contra de ella?
Después de lo sucedido, la víctima decidió no ratificar la denuncia, pero sus familiares sí lo hicieron. Además, expresaron en medios de comunicación su temor de que algo peor pudiera sucederle a su hija, ya que incluso la jueza negó la orden de captura contra el agresor, argumentando que no existía peligro de fuga.
El agresor fue citado a una audiencia el pasado 17 de septiembre y luego de ello fue condenado a dos años de cárcel conmutables; es decir, no irá a prisión porque puede cambiar su pena por pago económico. Igualmente, se impusieron otras medidas como una orden de restricción que le prohíbe acercarse a la víctima.
Es innegable que el miedo ante un violentador puede paralizar a algunas mujeres. Escapar de círculos de violencia por la pareja no es tan fácil como lo pinta la televisión y el cine. Muchos pueden opinar y asegurar qué harían en un caso como este, pero hace falta mucho más que «autoestima», buenas decisiones o apoyo familiar para cortar estas relaciones. El peligro de muerte es real y el pánico también.
A los comentarios no solo les hace falta empatía, sino conocimiento: entender los complejos círculos de violencia y cómo, en lugar de ayudar, esos discursos simplistas sobre la «falta de amor propio» perpetúan la estructura que beneficia a los violentadores, y dejan a la víctima aún más vulnerable. Así que, un poquito de reflexión y conciencia social vendría bien, para variar, ¿no le parece?
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