El país del corto plazo y las eternas crisis

No podemos ser ingenuos y creer que se ha descubierto algo nuevo con este caso. Esta no es una nueva forma de operar ni es un legado fatal exclusivo del gobierno Pérez-Baldetti. Muchos dicen ya que este es el peor gobierno y el que ha robado más, pero yo no lo creo porque, en realidad, todos los gobiernos que entran funcionan bajo la misma premisa y lógica: el Estado como botín y como instrumento al servicio de un pequeño grupo de poderosos, para lo cual fue creado.

Y esto es fácil de entender porque la única vía para llegar al Gobierno son los partidos políticos. Cuánto tiempo no llevamos escuchando sobre la famosa crisis de los partidos políticos. A estas alturas, ya todos sabemos que para tener una casilla con posibilidad real de llegar al Congreso hay que disponer de unos cuantos millones de quetzales. Y todos sabemos que las matemáticas no alcanzan para explicar cómo alguien puede recuperar esa inversión a base de su sueldo y de un trabajo honrado.

Pareciera que todo el paquete está armado porque estos partidos políticos, hechos a la carta, llevan a ocupar los puestos en los poderes ejecutivo y legislativo, y estos mismos colocan a la gente que necesitan en el poder judicial. El paquete está armado y la independencia de poderes es solo una teoría que simplemente no encaja en nuestra realidad. En este caso, con todo y el gran avance que significó que la Cicig y el MP pudieran llevar a cabo esta investigación para evidenciar a una parte de la red de criminales, poco podrá trascender si el sistema de justicia les pone fianzas de 200 000 quetzales (lo que seguramente es una nada, con todo lo que se robaron) y los deja libres.

Lo que percibimos como un cambio de un gobierno a otro, especialmente en época electoral, no es más que una sustitución de una élite por otra. En realidad, nada cambia. Lo digo por la mayoría de la población, porque evidentemente sí que les cambia la vida a quienes llegan a saquear el Estado por cuatro años para dejar su futuro asegurado. Y hay otros que, independientemente de quienes hagan gobierno, siempre ganan, porque al final del día todos estamos jugando dentro de su finca.

Recordemos que aquí en Guatemala andamos saltando de crisis en crisis. Entre las más recientes están la que sucedió alrededor de las comisiones de postulación, la crisis hospitalaria, la del lago de Amatitlán y ahora el caso SAT. Frente a estas continuas crisis se aparecen posiciones y varias demandas puntuales que no van más allá de las crisis. Y el problema es que, si cada vez que se destapa la olla hacemos alharaca, nos iremos de crisis en crisis por mucho más tiempo y perderemos de vista el todo, o más bien la raíz de las ebulliciones. Es como cuando usted quiere arrancar una mala hierba de su jardín, pero solo la corta por arriba. Tarde o temprano volverá a crecer. Y no dejará de hacerlo hasta que la arranque de raíz. Así queremos abordar cada crisis que nos abarrota mediáticamente, pero se nos olvida que, mientras no le apostemos a cambiar la cosa de raíz, siempre habrá crisis políticas, de salud, de educación y un largo etcétera.