Tomemos nota del escándalo vergonzoso y bochornoso de la agresión de Carlos Pineda en contra de la periodista Dina Fernández. Los políticos deben responder lo que se les cuestiona, por incómodo que sea, demostrando cuán íntegros y honestos son.
No está escrito, pero deberíamos asumir como una regla del juego político que, ser candidata y candidato, conlleva la obligación de responder lo que se pregunta.
Por los resultados de los gobiernos, las legislaturas y las corporaciones municipales recientes, está claro que el electorado guatemalteco no destaca por sabiduría, madurez y buena memoria. Las mayorías continúan votando motivados por cancioncitas y regalitos, no convencidos por la honestidad de las y los candidatos, o por la ...
No está escrito, pero deberíamos asumir como una regla del juego político que, ser candidata y candidato, conlleva la obligación de responder lo que se pregunta.
Por los resultados de los gobiernos, las legislaturas y las corporaciones municipales recientes, está claro que el electorado guatemalteco no destaca por sabiduría, madurez y buena memoria. Las mayorías continúan votando motivados por cancioncitas y regalitos, no convencidos por la honestidad de las y los candidatos, o por la calidad de sus propuestas y oferta política.
En tanto esta falla fundamental en la ciudadanía y el desarrollo democrático persista en Guatemala, la clase política continuará sintiendo que goza de impunidad para ser descaradamente demagógica e inmune a los cuestionamientos de las pocas voces críticas. En tanto no nos lancemos a cuestionar de frente y de manera incisiva a la clase política, o apoyar a quienes tienen la oportunidad y los medios para hacerlo, pues continuaremos teniendo las candidaturas mediocres o mafiosas que terminan resultando electas.
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La prensa independiente destaca como el sector que, por naturaleza, tiene mandato, oportunidad y recursos para cuestionar a la clase política. En un proceso electoral, debemos apoyar a las y los periodistas independientes que, de manera seria y profesional, utilizan los medios de comunicación, tradicionales y los nuevos, para cuestionar a candidatas y candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la República, diputaciones, alcaldes, concejales y síndicos. Y todas las candidatas y candidatos deben sentirse obligados a responder lo que se les pregunta, sentir la presión ciudadana para dejar de lado la demagogia, los sofismas y las evasivas. Si se meten a la competencia política, aceptar que no hay preguntas incómodas, y que, si quieren nuestro voto, deben responder.
Esta no es la realidad política de hoy en Guatemala, especialmente durante el proceso electoral actual. La semana pasada se produjo un incidente de la mayor gravedad, en el que, en un foro organizado en la Universidad del Istmo, el candidato presidencial Carlos Pineda agredió verbalmente a la periodista Dina Fernández, quien actuaba como moderadora. Pineda demostró su desconocimiento técnico para responder acertadamente los temas que se le preguntaran, pero mucho peor, recurrió a sofismas ad hominem, ad baculum, ad populum, intentó salirse por la tangente, y muchos otros. Hizo toda una pirotecnia de falacias que hubiese sido una delicia en una clase de lógica o filosofía, menos responder lo que se le preguntó.
También demostró una torpeza política descomunal, porque anticipó su menosprecio por la prensa independiente y una clara actitud autoritaria. Como lo hicieron ver no pocos internautas, lució la ignorancia y la torpeza de Jimmy Morales, combinada con la actitud abusiva y autoritaria de Alejandro Giammattei. Demostró que le incomoda que se le pregunte por qué no tiene visa para ingresar a los Estados Unidos de América, si es pariente de la narcotraficante Marllorie Dadiana Chacón Rossell, quién es realmente su padre y su pasado, su vínculo con Manuel Baldizón y sus hijos, entre otras. En vez de responder de manera convincente y con elementos de prueba, como se esperaría de un político honesto y confiable, se violenta, recurre a falacias y agresiones.
Tomemos nota del escándalo vergonzoso y bochornoso de la agresión de Carlos Pineda en contra de la periodista Dina Fernández. Los políticos deben responder lo que se les cuestiona, por incómodo que sea, demostrando cuán íntegros y honestos son.
Si este tipo de políticos son incapaces de responder a lo que se les pregunta, de respetar a la prensa ahora que son candidatos, ¿qué esperar de ellos en caso resulten electos?
Ojalá como ciudadanía, no volvamos a cometer el mismo error.
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