Ya en 2021 arremetió contra el ahora ex titular de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), Juan Francisco Sandoval a quien destituyó arbitrariamente. De igual forma, siguiendo el libreto planteado por el presidente de la Fundación Contra el Terrorismo, Ricardo Méndez-Ruiz Valdez, Porras Argueta ha avanzado en denuncias sin fundamento contra varios operadores de justicia. Particular encono ha mostrado contra la jueza Éricka Aifán, así como contra el juez Pablo Xitumul a quien ya han despojado de inmunidad.
La semana anterior, la jefa del MP lanzó sus dardos contra Leily Santizo, ex mandataria de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Entre otros casos, Santizo tuvo a su cargo le investigación del caso Manipulación de la Justicia, que involucraba al militar Erick Melgar Padilla y a su hermano el diputado Armando, sindicados de la muerte del padre de ambos. La ex mandataria de CICIG también condujo el caso denominado Génesis, referido al desmantelamiento de una estructura criminal que despojaba de tierras a campesinos en Petén. Dicho grupo lo lideraba Walter Obdulio Mendoza Matta, hermano de Haroldo Mendoza Matta, señalado de liderar un cártel de narcotraficantes.
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El mismo día de la detención de Leily Santizo también se requirió la captura de la ex subjefa de la FECI, Eva Siomara López. López se estuvo presentando al tribunal para aclarar su situación. Sin embargo no fue sino hasta el martes 15 que la ex fiscal de la FECI fue capturada y, al igual que Leily Santizo, enviada a la cárcel ubicada en el cuartel Mariscal Zavala. En dicho lugar también guarda prisión Mendoza Matta, procesado por Santizo.
Esta semana, el MP informó de la captura de Willy Roberto Racanac López y Paola Mishelle Quiñónez, Auxiliares Fiscales I y II, respectivamente. El MP también indicó que están pendientes de captura Rudy Manolo Herrera Lemus, ex agente fiscal y, Aliss Noemí Morán Mejía, ex Auxiliar Fiscal II, quien se presentó voluntariamente a tribunales este jueves. Las cuatro personas condujeron el caso Comisiones Paralelas, relativo a la designación anómala e ilegal de la actual Corte Suprema de Justicia (CSJ), que lleva ya dos años por encima de su período constitucional.
En todos los casos, desde la red social Twitter, varias cuentas identificadas como redes de difusión de bulos o de acoso cibernético (también llamados net center), anticiparon la realización de las capturas. Las mismas cuentas difundieron información de los procesos y condujeron la diseminación de las campañas de difamación en contra de las personas capturadas. Ya previamente se había puesto de manifiesto el vínculo entre este tipo de estructuras y el sistema de justicia, cuando una fotografía tomada por una magistrada de la CSJ fue difundida casi en tiempo real por una de esas cuentas.
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De la mano de la jefa del MP, quien presume un doctorado pese al obvio plagio de la tesis presentada, se levanta el filo de la guillotina contra toda expresión de ejercicio independiente de la justicia. Porras Argueta ha llegado a tal grado de vileza que no tiene empacho en criminalizar el ejercicio del derecho de defensa puesto que Leily Santizo fue acusada por realizar una diligencia por sus defendidos. La abogada ahora detenida ejerce la defensa técnica de varios operadores de justicia, entre ellos el ex fiscal Sandoval, que sufren acusaciones espurias de Porras Argueta.
Con estas acciones, Consuelo Porras quizá quema sus últimos cartuchos, quizá espera hacer más méritos para mantenerse en el cargo o no ser perseguida al entregar el despacho. Quizá busca desesperadamente ganar puntos de quienes desde el gobierno, el sistema político, el crimen organizado o el entorno empresarial corrupto, la han sostenido en el cargo y aplaudido sus desmanes.
Por eso, muy lejos de darle sentido a su nombre de pila, Consuelo Porras en realidad es la verdugo de la justicia. Su rostro adusto pleno de maldad, se constituye en una guillotina implacable contra quien defiende el Estado de derecho y la democracia. Pero, toda herramienta con filo, de tanto usarse termina gastándose y, tarde o temprano rompe la mano que la empuña.
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