¡Qué bajo ha caído el Ministerio Público (MP)! Hoy es una entidad carente de pudor y escrúpulos, al servicio de mafiosos. Vergüenza nacional y hazmerreír internacional.
Consuelo Porras ha logrado que el MP ocupe titulares nacionales e internacionales por su empeño en perseguir jueces y fiscales honestos e independientes, activistas, defensores de derechos humanos y periodistas. Porras perpetra estos crímenes con la complicidad y colaboración de delincuentes nefastos como la fiscal Cinthia Monterroso o el juez Jimi Bremer, famosos por encubrir y proteger actos criminales de personajes como el propio presidente Alejandro Giammattei o el juez Mynor Moto.
Envidia sentiría una danta por el grosor del «cuero» que demuestran Porras, Monterroso y Bremer. Sus acciones en la persecución penal fabricada en contra de José Rubén Zamora, periodistas y columnistas de elPeriódico han desatado una ola de condenas en numerosos y diversos ámbitos internacionales y nacionales. A la fecha destacan el comunicado del Departamento de Estado estadounidense, manifestaciones de periodistas en el marco del valiente y creciente movimiento #NoNosCallarán, un comunicado de la Cámara Guatemalteca de Periodismo y otro de la Misión de Observación Electoral de Guatemala, entre muchos otros que demuestran la unidad del gremio periodístico independiente para rechazar la agresión judicial en contra de la prensa y de nuestra incipiente democracia.
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Por inteligencia mínima, o un poco de pudor, el MP debería por lo menos poner atención a la magnitud del escándalo y revisar sus actuaciones, sancionando a la fiscal Monterroso. Pero, vergonzosamente, en vez de una actitud sensata, responsable y madura, el viernes pasado emitió un comunicado por la vía diplomática dirigido al Secretario de Estado del Gobierno de los Estados Unidos de América, Antony J. Blinken. Al margen de una forma ridículamente deficiente, redactado como si la propia señora Porras estuviese hablando, evidencia miopía y torpeza descomunales, y no cuesta imaginar a las y los diplomáticos alrededor del mundo soltando carcajadas y sintiendo vergüenza ajena enorme por los disparates en tres páginas y media de texto, más propio de un fanático enajenado, que de la Fiscalía General de un país serio y democrático.
Pero, de verdad, cabe preguntar, ¿por qué hemos caído tan bajo? ¿Qué es lo que gentes como Porras, Monterroso o Bremer tienen en la cabeza? Quizá para aproximarse a respuestas a estas preguntas, el periodista Héctor Silva Ávalos del medio internacional Infobae indagó en la cuenta personal de Facebook de la fiscal Monterroso, encontrando una serie de mensajes religiosos y citas de frases sobre el coraje y el carácter, ensalzándose a sí misma, y otros que parecen sugerir una actitud desafiante y de menosprecio al comunicado del Departamento de Estado estadounidense.
¿Qué fundamenta y estimula esta actitud fanática ciega y desafiante de gente como Consuelo Porras, Cinthia Monterroso o Jimi Bremer? ¿Cuál es el respaldo para que demuestren cuero de danta al encarnarse como los rostros de la corrupción, de la vergüenza nacional y la agresión antidemocrática? Una de las explicaciones más lógicas y sensatas es la existencia de sectores nacionales, oscuros, pragmáticos e inescrupulosos, que a estos sicarios judiciales están bañando en dinero y colmándoles de promesas de protección e impunidad. Por lógica, el Gobierno tiene que ser uno de estos sectores, pero también uno que otro empresario con sed de venganza o necesidad de impunidad, corruptos, narcotraficantes y otros sectores con dinero y otras cuotas de poder.
Levantemos la voz y apoyemos a la prensa independiente en su resistencia y defensa de este ataque, inconstitucional, por un lado, pero groseramente torpe, represivo y antidemocrático. Por grueso que tengan el cuero, tarde o temprano la presión ciudadana les duele. No se nos olvide.
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