Poco dijeron los miles de maestros organizados con plaza que no pueden ser tocados en sus trabajos por brindar solidaridad, pero de pronto surgieron los eternos cuestionadores del Estado y sin mayor discusión brindaron su solidaridad y lanzaron sus acostumbradas arengas en contra del gobierno “militar y elitista”, y los antimotines pusieron la fresa sobre el pastel, “¡represión y prepotencia propia de la dictadura!”. Como deja vu, algunos dirigentes ven a los jóvenes tomar las calles como en 1978, ¡esta es la oportunidad que hay que aprovechar para despertar las conciencias dormidas!
En la discusión de los años adicionales para la carrera, no se menciona la responsabilidad del maestro con sus estudiantes, se obvia las tan conocidas cifras de desnutrición crónica en Guatemala, ¿y eso que tiene que ver? Mucho… ¿Qué tanto del problema de esa desnutrición tiene que ver con la falta de educación integral? Comprobado está, que una mujer con educación llega a procrear menos hijos, un ser humano con educación amplía su espectro laboral, una persona educada sufre de menos embates de enfermedades, una persona educada elige mejor y exige más, pero esto no se menciona.
¿A cuántos jóvenes que estudian magisterio les interesa realmente hacer carrera como docente?, ¿Cuántos maestros graduados logran su plaza en el sistema educativo nacional o cuántos se ubican en el sistema educativo privado? ¿Cuántos maestros graduados se ubican como policías, secretarios, comerciantes o tramitadores? ¿Qué tanto un título de educación media garantiza el empleo? ¿Cuántos maestros graduados son ayudados por sus padres para que continúen estudios a nivel universitario, si es que logran ganar la batería de exámenes en la universidad estatal?
Las respuestas a estas preguntas no se encuentran en la calle, están ubicadas en la parte más débil de la cadena: los estudiantes de primaria y sus familias, que siguen sin tener las suficientes herramientas para transformar su propia realidad.
Un cartel decía: “calidad no cantidad” aludiendo a que en el imaginario del estudiante de magisterio tres años son suficientes o que desean que se eleve la calidad de sus docentes para que ellos puedan ser mejores docentes. Y claro, para que eso suceda estos últimos deberán ser universitarios, que es lo que se exige actualmente para que pueda dar clases en educación media, una carrera intermedia (profesor de educación media en una especialización de tres años). Solo que hay que recordar que no hace ni 20 años, para impartir clases en educación media bastaba con acreditar un par de años de experiencia en primaria y uno o dos años de universidad en cualquier carrera (derecho, ingeniería, arquitectura, sociología, economía, administración de empresas u otra). Es lógico pensar que si en educación primaria hubiera maestros con tres años de universidad, en educación media debería haber licenciados, y en la universidad maestrandos y doctores, pero eso no se discute en la calle.
Para los normalistas resulta más fácil protestar para que todo quede como está en un posicionamiento abiertamente conservador, reaccionando en una forma tan miope en relación a los intereses de millones de educandos que se verían beneficiados. Estos movimientos rebeldes no se produjeron cuando hizo falta el almuerzo escolar, con los atrasos en la distribución de material didáctico, menos aún cuando hacen falta escuelas, la reacción cortoplacista y gremialista es tal que sorprende incluso la posibilidad de que pudieran ser incluidos en un espacio de diálogo.
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