Saludemos y valoremos por favor a los equipos de observación electoral voluntaria. Admiremos y reconozcamos su valentía, y si cabe, sigamos su ejemplo. Hoy son reserva moral y ciudadana de Guatemala. Que no sea la única. No les dejemos solos.
Sin duda, parte de lo mejor que nos queda en Guatemala, reserva valiosísima de ciudadanía, esperanza que desafía el régimen corrupto imperante.
Un encuentro con el equipo de observación electoral voluntario de la Plataforma de Mujeres Indígenas (PMI) y de la Misión de Observación Electoral de Guatemala (MOE-Gt) fue una suerte de epifanía. Tuve la oportunidad de ver el rostro de la valentía y el amor por Guatemala, rostros mayoritariamente femeninos, jóvenes y de los pueblos mayas, pero...
Sin duda, parte de lo mejor que nos queda en Guatemala, reserva valiosísima de ciudadanía, esperanza que desafía el régimen corrupto imperante.
Un encuentro con el equipo de observación electoral voluntario de la Plataforma de Mujeres Indígenas (PMI) y de la Misión de Observación Electoral de Guatemala (MOE-Gt) fue una suerte de epifanía. Tuve la oportunidad de ver el rostro de la valentía y el amor por Guatemala, rostros mayoritariamente femeninos, jóvenes y de los pueblos mayas, pero, sobre todo, de una Guatemala viva, con ganas de recuperarse y frenar la descomposición pútrida que, cual cáncer, se expande en una sociedad cada vez más enferma, apática y cansada.
Este equipo admite valoraciones diversas. Por un lado, el pesimista. Podría decirse que son, a penas, una cincuentena de personas, vulnerables y con recursos escasísimos, cuando en realidad para recuperar a Guatemala se necesitan millones, poco o nada podrán hacer en contra de las hordas del narco, de la corrupción, pero, sobre todo, de la apatía y el miedo.
Pero hay también una valoración muy optimista, alentadora. Serán solo alrededor de cincuenta, ¡pero vaya qué valor el de cada una de esas cincuenta observadoras y observadores electorales voluntarios! Saludo su valentía, su interés, compromiso, sus ganas de vivir en Guatemala, pero no la actual, sino una mejor, democrática de verdad, sin exclusión porque ofrece oportunidades de vida, estudio y trabajo para todas y todos, en la que la migración es una opción voluntaria, no la única opción forzada para vivir mejor.
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Cincuenta personas que saben que su aporte individual, aislado, no solucionará los problemas de Guatemala. Pero que el asunto es sumar y multiplicar, no restar ni dividir. Si cada quien hace su parte, por poca que sea, en conjunto se hace mucho. Que no necesitan ser expertos en asuntos presupuestarios y financieros, pero que pueden contribuir a documentar y denunciar la malversación de fondos públicos con fines electorales y el financiamiento electoral ilícito, algo que todos sabemos, pero que poco se investiga, documenta y denuncia con elementos de prueba.
Que sabrán canalizar información sobre hechos violentos durante la campaña y el día de las elecciones, cuyos perpetradores realizan confiados de los mantos de impunidad. No tienen por qué ser ellas y ellos quienes deban tener los medios para lograr divulgar ampliamente la noticia que denuncie esos hechos, pero integrando una red bien capacitada saben que es posible. Que todos y cada uno de los eslabones son importantes en una cadena, y que posiblemente ellas y ellos son el eslabón inicial, del cual dependen todos los demás.
Cuando se trate de dirigirse al Tribunal Supremo Electoral, el trabajo de la observación voluntaria dará el sustento que solo el trabajo de campo provee al formular recomendaciones o advertencias de anomalías. Proveerán información confiable y verificable que ayudará a exponer desinformación y desmentirla, corrigiéndola con la verdad.
Serán solo una cincuentena, pero es valiosísima. Debe saludarse de manera insistente y reiterada su valor, porque el equipo de observación electoral está desde ya expuesto a riesgos y peligros considerables, incluso, en algunas regiones de Guatemala, mortales. No por ello reciben apoyo y capacitación especial sobre temas de seguridad y caracterización de riesgos, y evitar tragedias.
Porque, ¿quién más, armado solamente de valentía y ciudadanía, está dispuesto, en el campo, a observar, documentar e informar lo que narcos, corrutos y mafiosos están haciendo en estas elecciones?
Saludemos y valoremos por favor a los equipos de observación electoral voluntaria. Admiremos y reconozcamos su valentía, y si cabe, sigamos su ejemplo. Hoy son reserva moral y ciudadana de Guatemala. Que no sea la única. No les dejemos solos.
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