Hay estructuras y personas que están manoseando el proceso electoral. Así que la tarea ciudadana es identificarlos. ¿Quiénes son las personas, cuáles son los sectores que están manoseando las elecciones desde entidades capturadas ilícita o ilegítimamente?
Es más que evidente que hay personas o sectores con poder para alterar el curso legítimo del proceso electoral de Guatemala.
Son tantas las anomalías y acciones cuestionables del Tribunal Supremo Electoral (TSE), del Registro de Ciudadanos, de la Corte de Constitucionalidad (CC), de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), de numerosos juzgados y salas, del Ministerio Público y la nefasta Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) actual. En los últimos meses se han acumulado gran cantida...
Es más que evidente que hay personas o sectores con poder para alterar el curso legítimo del proceso electoral de Guatemala.
Son tantas las anomalías y acciones cuestionables del Tribunal Supremo Electoral (TSE), del Registro de Ciudadanos, de la Corte de Constitucionalidad (CC), de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), de numerosos juzgados y salas, del Ministerio Público y la nefasta Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) actual. En los últimos meses se han acumulado gran cantidad de errores y negligencias de estas instituciones, que cualquiera queda convencido que no son casuales, ni errores fortuitos y no intencionales, propios de la naturaleza humana.
Las misiones e instancias de observación electoral han venido señalando y advirtiendo las consecuencias de la aplicación frecuente de criterios diferenciados a candidaturas y partidos, así como de la judicialización espuria o la presentación o resolución tardía de asuntos electorales. Estas anomalías están dejando en manos de entidades que se perciben capturadas, o severamente penetradas por estructuras ilícitas, lo que en una democracia funcional debiera dirimirse mediante el voto libre, en elecciones competitivas y transparentes.
La situación es tan grave y las anomalías tan descaradas, que es natural la tentación de pensar o creer que hay una mente maestra manoseando a su sabor y antojo el proceso electoral. Por supuesto, la posibilidad de que una sola persona tenga semejante poder, pareciera pertenecer más a la fantasía de un súper villano de las películas.
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Cuando se medita en la posibilidad de que varios grupos o sectores han logrado capturar instituciones y han acumulado cuotas de poder desproporcionadas, la cosa deja de ser fantasiosa y, trágicamente, empieza a parecerse a nuestra realidad. Claramente la FECI actual está bailando al ritmo que alguien le está tocando, y ese alguien no es el mismo que ejerce influencia o control sobre algunas de las magistraturas o dependencias del TSE, o de la CC o la CSJ.
Pero, ¿estas personas o sectores están aglutinados en una estructura ordenada, en un pacto de corruptos disciplinado con liderazgos y objetivos comunes? Lo más probable es que no y hay indicios claros de ello. Cuando tres magistraturas del TSE cometieron el error garrafal de aprobar una resolución que autorizaba la candidatura a diputado de Manel Baldizón, la principal reacción en contra del TSE provino de la FECI.
Entonces, quizá un modelo que representa nuestra realidad sea el de la mafia de origen italiano que se enquistó y operó en Estados Unidos, magistralmente retratada en la novela El Padrino de Mario Puzzo. Se trataba de una estructura conformada por familias, que operaban al margen de las leyes estadounidenses, siguiendo sus propias reglas y códigos, pero, sobre todo, para satisfacer sus intereses y apetitos. Así, la situación actual de Guatemala parece estar siendo conducida por un grupo de estructuras ilícitas que, al igual que las familias mafiosas, actúan criminalmente para perseguir sus intereses, capturando instituciones estatales, accionando a través de un sistema judicial viciado y sesgado, respaldando o atacando partidos políticos y candidaturas.
En caso este análisis se ajuste a nuestra realidad, entonces la conclusión es que, efectivamente, hay estructuras y personas que están manoseando el proceso electoral. Así que la tarea ciudadana es identificarlos. ¿Quiénes son las personas, cuáles son los sectores que están manoseando las elecciones desde entidades capturadas ilícita o ilegítimamente?
En la experiencia ciudadana cotidiana pueden encontrarse varias respuestas, corruptos, narcos, empresarios inescrupulosos, ex militares, fanáticos religiosos, entre otros. Hace unos años tuvimos a la Cicig para investigarlos y exponerlos. Hoy es una tarea mucho más compleja, y quizá por ello, es que las elecciones estén más del lado del fracaso que del éxito.
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