Organizaciones sociales y periodistas independientes son el blanco del régimen Ortega-Murillo. Mientras que en Guatemala se añade a operadoras y operadores de justicia cuyo desempeño ha tocado los intereses de la corrupción. El giro ideológico está igualmente en el centro del discurso de los ejércitos de activistas de la impunidad. En Nicaragua acusan a la disidencia de estar «aliada al imperialismo». En Guatemala, por el contrario, enarbolan el discurso contrainsurgente y anticomunista para justificar cualquier arbitrariedad. Esta diferencia de discurso es tan solo coyuntural por cuanto, los patrocinadores de la #AlianzaCriminal en Guatemala son aliados del Orteguismo que de izquierda tiene lo que Jimmy Morales tiene de honrado.
En ese contexto, organizaciones cuyo trabajo se enfoca en la defensa del derecho a defender derechos, resultan un blanco preferido de ambos entornos criminales. En Guatemala, durante el actual gobierno se ha incrementado el número de agresiones a quienes defienden derechos humanos. La Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos en Guatemala (Udefegua) registra que en la presidencia de Alejandro Giammattei se ha cometido el mayor número de ataques durante un período de gobierno. No es de extrañar por cuanto al parecer la tarea asignada por el régimen de la #AlianzaCriminal es, precisamente, anular toda posiblidad de disidencia al estado de cosas de regresión autoritaria.
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En tal sentido, en la medida en que la Udefegua se constituye en una organización de acompañamiento a quienes sufren agresión, en esa medida se pone en el ojo de la entente de la corrupción. Udefegua no solo lleva el recuento de los ataques sino que lleva a cabo una constante y valiosa labor de acompañamiento a personas, colectivos, organizaciones y comunidades que defienden derechos humanos. El equipo de la Udefegua se conforma de personas con un profundo compromiso social y humano, que anteponen la protección de quien defiende derechos humanos, a su propia integridad. No se inmutan por distancias, horarios ni circunstancias. Ni siquiera la pandemia impidió que la Udefegua acompañara a quienes sufrían agresiones o criminalización.
En varios procesos de personas defensoras que sufren criminalización, la Udefegua es acompañamente y, en procesos donde las personas defensoras han sido agredidas, se constituye en querellante. Ese ha sido el caso por la detención ilegal y golpiza propinada por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), al periodista Sonny Figueroa.
Sin embargo, en el marco de la colusión de actores particulares al servicio de la corrupción e impunidad y operadores de justicia comprometidos con los mismos, en varias ocasiones se ha impedido a la Udefegua asistir como observadora en las audiencias. Tal es el temor que le tienen los corruptos que prefieren impedirle el ejercicio de su labor, con lo cual, violentan derechos y abusan de su autoridad.
Esta semana la Udefegua ha sido amenazada por uno de los operadores de la impunidad y la corrupción. Esa amenaza se suma a otras emitidas por el mismo sector desde diversas cuentas al servicio de la impunidad. Algo que no ha pasado desapercibido pero que la fiscalía, fiel protectora del crimen, ignora de manera vergonzante.
Pero la Udefegua no está sola. La Udefegua cuenta con el respaldo de las personas, comunidades, colectivos y organizaciones defensoras de derechos humanos que reconocemos su labor y demandamos garantías para su desempeño.
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