Biotecnología agrícola e integridad intelectual -vi-
¿Qué pasaría si una catástrofe global hiciera desaparecer algunas especies? Pues habría que recurrir a la versión original, quizá hasta la versión silvestre que los antepasados utilizaron para la domesticación con fines agrícolas.
Haremos un viraje luego de las cinco publicaciones anteriores sobre biotecnología y por qué no debemos —ni podemos— darle la espalda. Pasemos a la diversidad biológica.
La definición del término, según lo aceptaron los científicos y representantes de los países del mundo que firmaron el Convenio sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (1992), dice:
La definición del término, según lo aceptaron los científicos y representantes de los países del mundo que firmaron el Convenio sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (1992), dice:
«… la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas».
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Semillas de plantas domesticadas hay en todas partes, pero hay regiones particulares donde la cantidad de especies y su diversidad dentro de estas es destacadamente superior. Dentro de estas regiones sobresalen aquellas que la naturaleza escogió como lugares con condiciones idóneas para la evolución de especies. A esas regiones se les llama centros de origen, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) las define como «Regiones geográficas donde se originaron especies domesticadas y donde existe una alta diversidad genética de esas especies y sus parientes silvestres».
Pensemos en la moneda dólar de los EE. UU. La podemos encontrar en todo el mundo. Está en bancos, en negocios, en billeteras. Quienes hoy leen podrían tener algunos billetes reservados. Pero las placas para imprimirlos no están por todo el mundo. Para saber si es legítimo un billete utilizado en Australia se tiene que contrastar contra las placas originales, que serán tantas como las emisiones de billetes. No hay duda de dónde se puede consultar la autenticidad del billete.
Lo mismo sucede con las plantas cultivadas, solo que en vez de características de impresión (sellos visibles e invisibles, cintillos de seguridad, etc.) debemos consultar el código genético. ¿Qué pasaría si una catástrofe global hiciera desaparecer algunas especies? Pues habría que recurrir a la versión original, quizá hasta la versión silvestre que los antepasados utilizaron para la domesticación con fines agrícolas.
Pensemos por un momento que esto es posible (porque lo es): ¿a dónde nos dirigiríamos para reiniciar los procesos? Aquí cobra importancia el concepto centro de origen porque, aunque hoy encontremos maíz, o bananos o frijoles en casi cualquier parte del mundo, cada uno de ellos tuvo un punto de origen donde se pueden recuperar las características originales. Este video contiene una explicación suficiente del tema
Es interesante que, según la fuente que consultemos, el número de centros de origen de la biodiversidad (en particular la animal y la vegetal) varía entre siete y doce, por lo menos. El video de referencia considera al continente americano como una sola zona, pero eso es un error. Lo que a nosotros nos interesa es saber que la región llamada Mesoamérica (parte del sur de México y Belice, Guatemala, Honduras, El Salvador, parte sur de Nicaragua y parte de la zona costera de Costa Rica) es centro de origen de muchas plantas cultivadas y no cultivadas, catalogadas y no catalogadas, con ADN caracterizado y no caracterizado, con material genético en bancos internacionales de semillas y germoplasma y sin esa protección del patrimonio genético que recomienda el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Mesoamérica es centro de origen de aproximadamente 17 000 especies de plantas vasculares (aquellas que tienen tejidos por donde circula agua y nutrientes hacia todos sus órganos). Entre muchas otras especies alimentarias que fueron domesticadas aquí y tienen importancia global están: maíz, cacao, aguacate, frijol, cucúrbitas (güicoyes), camote o batata, chile, tomate, papaya y yuca (además, por motivos que serán tratadosmás adelante, el asiático arroz y la sudamericana papa, con parientes silvestres en la región). No estamos considerando especies de importancia industrial (algodón es una de ellas) o medicinal, lo que da para escribir algunos libros.
También evolucionaron aquí especies del reino animal como mamíferos, insectos, aves, reptiles, peces y moluscos con importancia alimentaria humana y animal, así como con roles imprescindibles en la conservación de los equilibrios en los ecosistemas y en la salud de los suelos.
En la próxima columna confrontaremos la biodiversidad en centros de origen y la biotecnología.
Si se perdió las columnas anteriores y quiere ponerse al día, aquí están los enlaces para las partes uno, dos, tres, cuatro y cinco.
Aquí está también el enlace al Convenio sobre Diversidad Biológica, porque no se vale tomar decisiones o intentar influirlas sin conocer ese documento.
Byron Ponce Segura
Autor
Byron Ponce Segura
/ Autor
Ciudadano del mundo con nacionalidad guatemalteca e identidad latinoamericana. Cambia un asiento VIP por una buena compañía en la fila de atrás. Piensa que quien se cree amigo de todos no tiene ni un solo amigo y que la revolución es un acto perenne de empatía.
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