Tratábamos acerca de la primera feria del libro (en todo su rigor) en la región. Llegaron por parte de la Gremial: Diana López, César Medina, Priscilla Ávila y Raúl Figueroa Sarti. Frente a frente (pero no contrapunteados) estábamos quienes tenemos a nuestro cargo la Coordinación de Identidad, las Subdirecciones, y la Dirección del Campus. Nuestra tarea (URL) sería prender la mecha y servir de puente entre los editores, las autoridades departamentales y otros actores clave de nuestra sociedad.
El preludio de Libro al viento (que así se llamó a las actividades que ya denominamos nuestra feria) se ofreció el lunes 21 y el martes 22 de julio. Miguel Ángel Asturias Amado, hijo mayor de nuestro Premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias Rosales nos visitó y participó en un conversatorio en Cobán y otro en Salamá. En la Baja Verapaz su interlocutor fue el pedagogo Walter Boteo (escritor y conocedor a cabalidad de la vida y obra de Asturias), aquí, en Cobán, tuve la dicha de ser yo quien dialogara con Asturias Amado quien nos reveló, entre un cúmulo de datos no sabidos de su padre, la razón por la cual, él y todos sus compañeros de la generación del 20, no usaban su segundo apellido.
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Así, del 28 al 31 de agosto se llevó a cabo Libro al viento con más de 70 actividades culturales y académicas de la misma calidad que aquellas ofrecidas en la Feria Internacional del Libro de Guatemala –FILGUA–, y no puedo menos que destacar algunos contextos por demás esenciales, muchos de ellos nunca vivenciados en el norte de Guatemala. Los cito a continuación.
1. La visibilización de los pueblos originarios desde la nominación del maestro y artista de la plástica Domingo Morán Pop como homenajeado hasta al esfuerzo de hacer llegar a más de 5000 niñas y niños (de las áreas rurales y urbanas) a las actividades de los cuentacuentos, visitar los estands, acudir a la Carpa Cultural de la Embajada de México para tener una inmersión en una realidad virtual donde se podía interactuar con Frida Khalo y Diego Rivera, y hacer presencia en los adelantos artísticos donde podían ser espectadores y protagonistas.
2. La intervención de dos premios nacionales de literatura. Uno fue Dante Liano, el otro, Arturo Arias. Participaron con sendas conferencias, conversatorios y presentaciones de sus obras. Además, en pasillos, conversaron y departieron con escritores y artistas locales quienes también tuvieron la oportunidad de promocionar sus escritos en un estand específico. Sí, así como se lee: nunca se había tenido esa experiencia en esta región.
3. En el mismo escenario anterior, la posibilidad de que algunas asociaciones como la Asociación de Médicos Escritores de Guatemala –AME– del Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala, participaran con estand, talleres y conferencias.
4. Conversatorios literarios, históricos y rondas infantiles para toda la familia donde destacó el ya internacionalmente conocido Alexis Cuentacuentos.
5. Veinticuatro estands de editoriales internacionales y nacionales (incluido nuestro sello Cara Parens) que pusieron su producción al alcance de toda la población.
Y así, podría citar decenas más de mucho impacto, pero me es imposible por razones de espacio.
Habría sido imposible realizar Libro al viento sin el apoyo de la señora gobernadora de Alta Verapaz, Licda. Dilia Coy, las autoridades edilicias y otras entidades como la Casa de la Cultura de Alta Verapaz. Y sin duda alguna, la cesión del Convento de Santo Domingo de Guzmán durante esos cuatro días por parte del señor obispo de la Verapaz, monseñor Rodolfo Valenzuela Núñez, a la Gremial de Editores de Guatemala, no tuvo ni tiene parangón.
Las actividades se llevaron a cabo en el Convento de Santo Domingo, el Salón de las Américas del Palacio de Gobernación, la Carpa Cultural de la Embajada de México y La Casa de la Crepe, todas alrededor del parque central de Cobán.
Destaco dos anécdotas que llaman al vaho en los lentes de quienes usamos anteojos.
1. El sábado 30, en una calle aledaña a la Catedral de Cobán, encontré a un señor que a decir verdad no lo reconocí. Iba con dos niños que asumo eran hijos suyos y cargando dos bolsas repletas de libros (una en cada mano). Al cruzarnos, viendo los libros, me dijo: «Aquí iría whisky de no haber venido la feria del libro a Cobán».
2. La Ingeniera Diana López, presidenta de la Gremial de Editores de Guatemala; la Licda. Dilia Coy, gobernadora de Alta Verapaz; el editor Raúl Figueroa Sarti y yo confabulamos en el momento justo del acto de cierre. Como cauda: ¡Habrá Libro al viento 2026 en Cobán, Alta Verapaz! Será en el mes de agosto. Por testigo tenemos al cinco veces centenario Convento de Santo Domingo de Guzmán de esta ciudad. Repetiremos entonces las palabras de la señora vicepresidenta de la República, Dra. Karin Herrera, durante el acto de inauguración: «Sin lectura no hay ciencia».
Así pues, ¡por una Verapaz de lectores y pensamiento crítico!, hasta la próxima edición 2026.
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