Si bien el término «abeja reina», al comparar el crimen con la realidad biológica del panal, podría tener un entretelón despectivo hacia lo femenino, en la economía política de la violencia resulta un símil muy útil para identificar cómo frenar la desmedida acumulación de capital de grupos que hoy se han convertido en sanguinarios y terroristas, representando una amenaza para la democracia.
Los entomólogos especializados en abejas bien nos explican que la reina es la única hembra fértil en el panal y su función principal es la reproducción, poniendo los huevos que irán dando origen a las futuras generaciones. Todas las abejas obreras trabajan para cuidar y alimentar a su reina. Precisamente así funciona el mundo del crimen.
En las películas de justicieros callejeros, protagonizadas desde Charles Bronson hasta Denzel Washington, el sujeto que busca, de manera apasionada y peligrosa, la justicia por sus propias manos, aprovechando sus notables habilidades para la pelea física y armada, viaja obsesionado en busca de la justicia final, hasta llegar a las flamantes residencias de la «abeja reina», que con frecuencia resulta ser un hombre —o una mujer— ya entrado en años, y que tiene en su refugio un arsenal de guardaespaldas, una vida conspicua y una sólida protección.
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Es común encontrar en tales películas la corrupción policial como primer elemento, la complacencia y colusión de las autoridades políticas locales, estatales e incluso federales o nacionales, la presencia de diputados y senadores asociados, y, en general, la indiferencia del poder ante la gran riqueza de esos poderosos caciques. En las hazañas de Denzel Washington, nuestro héroe triunfa al desmantelar y acabar con el gran jefe de la mafia napolitana en su última película, y con un malvado oligarca ruso en la penúltima.
Según un comunicado de prensa del U.S Department of Justice, el muy conocido en el altiplano como Chicharra es un líder del tráfico de drogas y un miembro de la clase política. ¡Qué tal! Así lo califican en el norte.
Y que conste que eso viene desde 2018 cuando una Corte Federal del Distrito de Columbia emitió dos acusaciones penales en contra de Samayoa y su yerno Freddy Arnoldo Salazar Flores alias Fredy, Flaco y otros apodos. Y que conste también que en ese tiempo Salazar Flores era un distinguido miembro del Parlacen.
El gran jurado venía investigando las operaciones desde tiempo atrás, con pruebas de que los acusados habían conspirado con otros para transportar más de cinco kilogramos de cocaína hacia los Estados Unidos de América.
El caso fue respaldado por la denominada Fuerza de Tarea para la Prevención del Crimen y Tráfico de Drogas («OCDETF», por sus siglas en inglés), por la conocida DEA y por investigaciones bilaterales entre organismos guatemaltecos y estadounidenses, según el comunicado del Departamento de Justicia de 2022, actualizado el 6 de febrero de 2025. El gran jurado comenzará su actuación pronto, con el Chicharra presente.
De acuerdo a recientes investigaciones de InSight Crime Los Huistas han estado activos en el tráfico de drogas desde la década de los noventa. Han establecido alianzas con los grupos criminales más poderosos de México y han venido diversificando sus actividades hacia el cultivo de la amapola y la producción de drogas sintéticas.
Se trata del contrabando no solo de cocaína, sino de metanfetamina y heroína desde el norte de Guatemala hacia los Estados Unidos, por medio de las organizaciones mexicanas como el Cártel Jalisco Nueva Generación. Tales sintéticos también son hoy combinados con el mortífero fentanilo, productor de zombis.
De acuerdo con las investigaciones, las actividades de Los Huistas no se limitan al trasiego, sino que también incluyen el control de la producción de amapola, tan conocida y célebre en Tajumulco y Tacaná. A la vez, son importadores de los precursores químicos provenientes de China continental, que constituyen la materia prima de la metanfetamina. La organización de Los Huistas también opera su propia ingeniería financiera criminal, vinculada al lavado de dinero, con la colaboración de contadores y abogados, tanto internacionales como locales. Por ello, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos ha estado fuertemente involucrado en las investigaciones y sanciones que dieron origen a esta extradición.
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