Al frente de la Escuela de Psicología, el CSU impuso a un equipo de seis personas a fin de que ocuparan los cargos del Consejo Directivo. Berner García, un abogado asesor de la USAC fue designado como director. Si bien el día en que se presentó a tomar posesión no logró asumir por presión del estudiantado, posteriormente lo hizo y se encargó de nombrar a personas afines en los cargos administrativos más importantes de dicha escuela. García, además, es el abogado que recomendó expulsar de la USAC a estudiantes como Camilo García, quienes han defendido la autonomía y luchado contra la cooptación de la única universidad pública en el país.
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El CSU justifica la intervención en la Escuela de Psicología alegando el vencimiento del período para el cual fueron electas las autoridades anteriores. Sin embargo, desde febrero de este año, el Consejo Directivo solicitó al CSU la autorización para convocar a nuevas elecciones. A pesar de ello, el ente rector de la USAC desatendió esta solicitud, lo que le permitió ahora presentar como excusa el vencimiento de los períodos. Esta actitud refleja la misma estrategia utilizada por los seguidores de Walter Mazariegos, quien fue impuesto como rector mediante fraudes y violencia, emulando las tácticas del dictador Daniel Ortega en Nicaragua y su aprendiz Nayib Bukele en El Salvador. En ambos casos, se guarda silencio ante gestiones realizadas en tiempo o se obstruye la entrega de documentación que acredita el cumplimiento de los plazos, a fin de tener la excusa para cancelar registros o, como en este caso, justificar la intervención.
Entre las primeras acciones del abogado García como director de la Escuela de Psicología fue el de decretar que las clases serían virtuales, a pesar de no existir justificación alguna. Sin embargo, un amparo interpuesto por el conglomerado estudiantil —y otorgado provisionalmente por la Corte de Constitucionalidad— dejó sin efecto el acuerdo del director impuesto y ordenó que las clases se desarrollen de manera presencial. Otra de las acciones del mismo director fue criminalizar a los miembros del Consejo Directivo saliente, a quienes culpó de no haber podido tomar posesión el día en que intentó hacerlo, tras ser impedido por una movilización estudiantil. García, quien, como ya se mencionó, es abogado y no psicólogo, intentó que el Consejo Directivo violara la ley para otorgarle la posesión, y al no lograrlo, ahora busca criminalizar a las autoridades anteriores.
Utilizan para ello justificantes sin base pero que, en manos de sus aliados criminales del Ministerio Público (MP) de Consuelo Porras, pueden significar procesos penales espurios. Así lo expresa el comunicado de la USAC en el cual se incluye información falsa y se ignora, de manera contumaz, acuerdos y resoluciones de la propia Universidad.
Mediante la intervención arbitraria de unidades académicas, Mazariegos busca mantener el control de los espacios en los que, al elegir nuevas autoridades puede perder el manejo que ahora tiene de la USAC. El poder que esta les ha representado y el papel que debe jugar en elecciones de segundo grado, hace de la Universidad de San Carlos un botín apetecible para esta voraz gavilla de pseudoprofesionales.
En manos del usurpador de la rectoría Walter Mazariegos y sus aliados que han montado un pacto de corruptos en la USAC, la otrora brillante universidad estatal de Guatemala, se hunde cada día más en el lodo de la corrupción. Su rescate y recuperación para que retorne a los fines de docencia, investigación y servicio, sigue en manos de su comunidad y de la sociedad. Dejarla en manos de los corruptos no puede ser opción.
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