Es por ello que el 28 de julio es el Día Mundial contra la Hepatitis. Hay fuertes razones para que, al menos un día al año, el mundo (y usted, como navegante planetario) preste atención a esta enfermedad viral que mata más personas que el VIH-sida y que, al contrario de este, va en aumento.
Sígame la corriente y trate de responder con un sí al menos a la mitad de las siguientes: ¿sabía usted que…?
Existen cinco tipos de hepatitis (identificados de la A a la E).
La enfermedad daña el hígado y sus funciones, además de que causa cirrosis y carcinoma hepático.
A pesar de los adelantos médicos, las muertes por hepatitis aumentaron 63 % entre 1990 y 2013.
Hay en el mundo 325 millones de personas padeciendo hepatitis crónica (tipos B y C), y en 2015 fallecieron 1.34 millones de personas por esa causa. En el mismo año hubo 1.75 millones de nuevos infectados.
La tasa anual de mortalidad por hepatitis creció en Guatemala más de 15 % desde 1990. Globalmente, las más altas tasas de mortalidad se dan entre las edades de uno a cuatro años y de 40 a 60 años.
La hepatitis puede ser aguda (afecta por un tiempo nada más, pero también puede ser mortal) o crónica (sin cura y con efectos para toda la vida).
Pueden producirse epidemias de hepatitis.
Existen vacunas para los tipos A, B y D, pero no para los tipos C y E, que además se pueden transmitir de madre a hijo durante el parto.
Las hepatitis A y E son causadas por el consumo de alimentos o agua contaminados, y los tipos B, C y D se contagian por contacto con fluidos corporales de personas infectadas.
La hepatitis A es la más frecuente en Guatemala. La mayoría de los pacientes se recuperan totalmente, pero también hay riesgo de morir. El cuerpo puede generar inmunidad de por vida, sea por la vacuna o después de la recuperación. El contagio puede darse por falta de higiene de manos, en la preparación de alimentos o por consumo de agua contaminada.
No hay tratamiento para la hepatitis A.
El virus de la hepatitis B puede sobrevivir fuera del cuerpo humano hasta por una semana. Su período de incubación promedio es cercano a 75 días y se puede detectar entre uno y dos meses después de la infección.
La hepatitis C puede transmitirse por jeringas contaminadas, transfusiones de sangre y relaciones sexuales. Tiene un tratamiento muy efectivo, pero a precios todavía muy caros para el paciente promedio.
La infección con virus tipo C es asintomática, pero puede ser fulminante. Su distribución es mundial.
La hepatitis D es una variación de la del tipo B. Por tanto, se puede evitar con la vacuna contra el segundo tipo.
Existe ya una vacuna para combatir la hepatitis D y está disponible únicamente en China.
¿Cómo le fue? ¿Cuántos sí de 16 posibles?
Para evitar el contagio de las hepatitis A y D se necesita evitar el consumo de alimentos preparados sin medidas higiénicas apropiadas y de agua contaminada. Una medida preventiva es nunca desperdiciar una oportunidad de lavarse las manos. Recuerde que el jabón debe permanecer en sus manos y antebrazos al menos por veinte segundos para tener el efecto deseado.
Siempre que le sea posible, observe la manera en que sus alimentos son preparados. Practique y exija higiene máxima en la cocina y mientras se sirven los alimentos.
Evite entrar en contacto con los fluidos corporales y la sangre de personas infectadas o con potencial de estarlo.
Para información exacta y mayores detalles, consulte con un profesional de la medicina. Evite convertirse en una estadística.
Más de este autor